Sunday, February 26, 2012

 

El doloroso apego y el promedio de 23

Han sido días duros... De nuevo... Pensé que ese tipo de dolor estaba en el pasado y lo que venía era trabajar con lo que había y dejar que las cosas fluyeran... Pero el cachetazo ha sido duro, lo que me ha hecho lanzar a la mesa la posibilidad de pegar el corte definitivo, el que he evitado a toda costa...
Celos... No sabía lo que eran hasta ahora... Realmente son una enfermedad mental. Más allá de que sea una realidad que el angelito de dios está restregándose con quién sabe cuántos en Río, es mi mente la que comienza a proyectar escenarios que no existen. Claro, la realidad podría ser peor de lo que me imagino, pero cómo saberlo... La pregunta entonces es cómo dejar estas proyecciones de lado... El esquema conceptual es claro en mí, a un nivel racional: todo es constante cambio, no podemos poseer a nadie, impedir que los otros obtengan lo que quieren sólo genera más separación, etc. Pero otra cosa es con las espuelas puestas...
Ahora una idea viene a mi mente: este angelito en muchas ocasiones me comentó que se sentía intimidado por mi pasado; por las drogas que me había chantado principalmente, y quizás por mi razonable pasado sexual en algún nivel... Sí, celos... Muchos... Hoy él está experimentando y la verdad es que yo estoy intimidado por las locuras que pueda estar haciendo por esas tierras cariocas lujuriosas... Le deseé felicidad, que se divirtiera, pero finalmente me ganó el apego... Bueno, al menos esa batalla porque creo haber dado un paso en el entendimiento de estas emociones.
Ahora lo bueno... Como estaba emputecido, me mentalicé en ir de cacería, era necesario. Saltando a la mañana siguiente, no sabía que al escuchar el despertador a las 10:00 am (porque me tocaba abrir el centro budista), me encontraría acompañado y que nuestras edades promediaran 23... No, no! Tengo 29 y no infringí la ley... Éramos 3... Simpático todo... Lo más divertido eso sí, fue la pista de baile donde todo era surreal meneándome entre dos tempranos veinteañeros... Tati medecían... Claro, no saben que esos 10 años pasan más rápido que la curandera de un martini dry (sólo uno eso sí). Pero bueno, la maldad estaba hecha, los cuidados de rigor abordados y el vacío interno ineludible... Sólo ha servido y probablemente servirá por toda una vida, como una excelente anécdota y sólo quizás, como una pieza de ajedréz al momento de comparar experiencias veraniegas e incitar los celos... Pero me tinca que ahí puedo salir perdiendo...
Bueno, sin sacar mayores conclusiones, agradezco al mono que se me presentó y que está muy difícil de knockear... Duele, sobretodo aquí sentado en el salón VIP donde este angelito se embuchaba vasos de champaña y weaitas pa picar, con una sonrisa de oreja a oreja, diciéndome que me amaba... Bueno, al menos tuve 23 de nuevo...

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